1.1 El crecimiento demográfico y
agrícola:
La desaparición de las grandes
epidemias y el aumento de la natalidad permitieron un paulatino
incremento de la población. A finales del siglo XV, Europa contaba
con unos 70 millones de habitantes, cifra que suponía la
recuperación de la población anterior a la epidemia de Peste Negra.
Paralelamente, las ciudades aumentaron
su población. Venecia, Florencia, París, Londres, Nuremberg y otras
ciudades sobrepasaron los 50 000 habitantes. El abastecimiento de
esta población urbana estimuló el desarrollo agrícola, y sobre
todo, el comercio.
La mayor demanda hizo que muchas
tierras abandonadas fueran puestas de nuevo en cultivo, a la vez que
se incorporaron otras nuevas. Poco a poco, la agricultura empezó a
generar excedentes que podían ser comercializados.
Sin embargo, se mantuvo la
concentración de la propiedad en manos de los grupos privilegiados
(nobleza y clero) y las mejoras en los sistemas de cultivo fueron
escasas. En muchos países, la servidumbre fue desapareciendo, pero
continuaron vigentes los impuestos señoriales que recaían sobre el
campesinado.
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