Los
castillos eran las residencias
fortificadas de
los señores feudales y solían situarse en medio de sus territorios.
En sus inicios, muchos castillos fueron simples torres de madera
rodeadas de un muro o empalizada. Más tarde, estas torres se
ampliaron y se edificaron en piedra.
En
tiempos de paz, el castillo era el hogar del noble, de su familia y
de sus soldados y sirvientes. También era un mercado de intercambio
de productos. En tiempos de guerra, el castillo se convertía en una
fortaleza y el lugar de refugio para los habitantes del feudo
(campesinos, artesanos y clérigos).
El
espacio central del castillo era la torre
del homenaje,
de dos o tres pisos, que servía como vivienda del señor feudal y
lugar de vigilancia.
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