Entre
los siglos XII y XIV, como consecuencia de las mejores en la
agricultura y del aumenta de la población, se inició en Europa un
desarrollo económico que favoreció el renacer de las ciudades y de
la vida urbana.
Las
ciudades pasaron a ser un centro de producción artesanal y de
intercambio de productos. En ella se desarrolló una prospera
burguesía (comerciantes, artesanos, banqueros) que gobernaba la
ciudad.
Los
monarcas de apoyaron en el auge económico de la burguesía para
afianzar su poder sobre la nobleza feudal.
Las
ciudades crecieron, se protegieron con murallas, y se llenaron de
palacios, catedrales, lonjas y mercados. Un nuevo estilo artístico,
el Gótico, permitió construir edificios más altos y esbeltos.
A
mediados del s. XIV, la expansión de la Peste Negra en Europa
desencadenó una crisis económica y social generalizada, que afecto
tanto al campo como a la ciudad.
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